Administración Biden estudia la posibilidad de permitir que continúen negocios petroleros limitados en Venezuela


Frente a una fecha límite a mediados de abril para decidir si extiende una suspensión temporal de las sanciones que otorgó a Venezuela el otoño pasado, la administración Biden está considerando formas de imponer nuevos límites a las ventas de petróleo por parte del gobierno del presidente Nicolás Maduro sin aumentar el número de migrantes venezolano ni aumentar los precios del gas en Estados Unidos o enojar a otros gobiernos latinoamericanos.

Las fuertes sanciones que prohibían las ventas de petróleo, impuestas por la administración Trump, se levantaron en octubre después de que Maduro prometiera que permitiría elecciones presidenciales competitivas este verano.

Desde entonces, el presidente venezolano arrestó a miembros de la oposición y excluyó a su principal candidato de la carrera, lo que llevó al Departamento de Estado a decir a fines de enero que, a falta de avances por parte de Maduro, no renovaría una suspensión de sanciones de seis meses que estaba a punto de expirar. el 18 de abril.

La “licencia general” del Tesoro de Estados Unidos emitida el año pasado permite a compradores de todo el mundo comprar crudo venezolano y pagarlo en dólares estadounidenses por primera vez desde que la política de máxima presión de Trump lo eliminó efectivamente del mercado internacional.

China, que ignoró las sanciones estadounidenses, se convirtió en el principal comprador de Venezuela e Irán en su principal proveedor de productos químicos necesarios para diluir y producir el petróleo pesado del país.

A raíz del fracaso de Maduro en cumplir su parte del trato, el gobierno quiere castigarlo, evitando al mismo tiempo perder lo que ganó con el acuerdo, negociado a instancias de la oposición venezolana.

Según una de las propuestas sobre la mesa, el Departamento del Tesoro impondría un nuevo régimen de sanciones que permitiría a Venezuela continuar vendiendo crudo a clientes internacionales, pero no en dólares estadounidenses, que son la moneda dominante en el mercado.

En cambio, a Venezuela se le pagaría en su propia moneda, el bolívar, depositado directamente en su Banco Central a través de pagos de alivio de deuda o acuerdos de trueque que intercambiarían petróleo por diluyente, gasolina o diésel, según un asesor de compañías energéticas involucradas en el sector petrolero de Venezuela, quien habló bajo condición de anonimato para proteger la confidencialidad de los clientes.

Este es el camino «más probable» que se tome, según una persona familiarizada con las deliberaciones internas de la administración, que habló bajo condición de anonimato para discutir el delicado tema. Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional declinó hacer comentarios.


Con información The Washington Post

YULIANAPALMAR@GMAIL.COM