El Abogado: Nuevos Roles?

La profesión más hermosa del mundo: Derecho. Con ocasión de celebrarse hoy 23 de junio el Día Nacional del Abogado, a mis 24 años de ejercicio profesional, escribiré estas pequeñas notas, el gran reto al que nos enfrentamos los abogados en este siglo; estudiando en mi alma mater, un sacerdote nos impartía Filosofía Jurídica, y en un análisis de una lectura hizo esta interrogante: ¿Habrá profesión más noble y más bella que aquella que valiéndose de la palabra, utiliza sus conocimientos basados en las normas, para defender los derechos de una persona?, en aquella ocasión después de deliberar, el aula de clases llego a la conclusión, que la carrera de Derecho se asemeja a un circuito, donde todos somos importantes para que la luz brille, sin sociedad no hay derecho, sin normas no hay reglas, por ende los abogados somos los profesionales llamados a mantener la disciplina y el orden social.

Hoy dos décadas después en ese circuito, se suman otros factores que han cambiado la forma de concebir, sentir y actuar el ejercicio de nuestra profesión, hace años atrás, ningún abogado se hubiese planteado la idea que, sin la herramienta de la tecnología, su ejercicio profesional se viera limitado, de esta forma la incorporación de la tecnología y la transformación digital en la que el mundo esta inmerso, supone cambios en la habilidad, en los roles, la cultura y la operatividad de los bufetes y diferentes organizaciones publicas y privadas, que estimulan nuevas formas del ejercicio de la profesión y en la forma de la prestación de los servicios.

El uso de la inteligencia artificial, ha generado en los abogados una inquietud relevante, pues si bien la tecnología ha irrumpido en la forma de concebir el mundo, no escapa de nuestra profesión, en virtud, que existen en el mercado mundial diferentes computadoras, programas, software, aplicaciones, que están diseñados para trabajar de la mano con los abogados, que sin lugar a dudas mejorarán el desarrollo, la eficacia y la productividad del ejercicio de nuestra profesión y que obliga al abogado a actualizarse e inmiscuirse en este mundo digital.

Otro factor que se añade a manejar con claridad en el ejercicio de nuestra profesión, es conceptos como globalización y geolocalización, el primero entendido como un proceso de creciente interconexión e interdependencia entre países a través del intercambio de bienes, servicios e ideas. Y el segundo como, la adaptación de productos y estrategias globales a los mercados y culturas locales. De esta forma, el mundo está convirtiéndose en una sola gran ciudad, el lenguaje se agrupó, el proceso de comunicación e interconexión es más célere y con auxilio de traductores automáticos, la moneda es cada día más virtual, las operaciones de compra-venta se reducen a medios y pagos electrónicos, y sin darnos cuenta somos habitantes de un mundo virtual, paralelo al mundo real, pudiéremos decir que tenemos un gemelo, en donde compartimos y nos relacionamos con otros, y nuestra profesión ha migrado de igual forma al mundo gemelar.

De allí, que los abogados aprendimos a no resistirnos al cambio, y esto fue una de las enseñanzas que nos dejó la crisis sanitara mundial del COVID 19, la migración digital nos llevó a la necesidad de abrir una ventana digital para seguir estando presente y ofrecer nuestros servicios de forma gemelar. Convertirnos en verdaderos gestores de proyectos, impulsándonos al marketing jurídico digital. De allí, en ese circuito que revelaba líneas atrás, en el presente debemos ofrecer nuestros servicios jurídicos, en plataformas como LinkedIn, Instagram, YouTube, TikTok, Facebook y WhatsApp, entre otras, redes sociales virtuales, en las que nuestros potenciales clientes son habitantes, y redes que nos ayudan a compartir con otros nuestras vidas, bienes y servicios.

No puedo dejar de mencionar, que en ese circuito de justicia, el abogado debe incluir en sus herramientas para el ejercicio de la profesión, el buen uso y manejo de los medios alternos de resolución de conflictos, donde si bien la sentencia era la forma normal de terminación de un juicio, esta concepción ha variado; en la actualidad en diferentes procesos la forma anormal sería la adjudicación, siendo sin lugar a dudas la vía de lograr justicia, equidad y legalidad el acompañamiento técnico de los abogados, a los actores principales de poner fin al litigio de sus intereses por la vía del arbitraje, conciliación, o mediación.

Otro de los principales retos que debemos enfrentar en la actualidad los abogados es ser un verdadero jurista y humanista, porque ante la duda, si la inteligencia artificial sustituirá al profesional del derecho, solo se podrá contrarrestar teniendo el abogado no solo una sólida formación jurídica, sino que debe ser un verdadero jurista-humanista, vale decir, conocer la sociedad, manejar su historia, cultura, idiosincrasia, filosofía, economía y política, entre otros, simbolizar el lado humano de la profesión, proyectar el valor de la persona como vértice de la profesión, ya que si el derecho es una profesión centrada en la persona, condiciona inevitablemente la forma de ser y de vivir la profesión.

Si bien, todos estos elementos se deben considerar en el ejercicio de nuestra honorable carrera, como se lo digo a mis queridos alumnos y a ustedes mis estimados colegas y lectores, hoy día sigue más vigente el decálogo del abogado, del inolvidable jurista Eduardo Couture, donde nos enseñó: que el abogado nunca debe dejar de estudiar y prepararse, pues ante los cambios constantes estudiando, pensando, trabajando y luchando, se analiza las situaciones complejas de la sociedad, y se organizan los roles de cada uno en la sociedad, el abogado debe ser leal, tolerar, tener paciencia, tener fe, olvidar, y amar la profesión cada día, con pasión y vocación, estos mandamientos del abogado nos ayudan a recapacitar acerca del ejercicio del abogado, donde el norte debe ser siempre buscar la justicia.

Por ello, para concluir al paso de los años y con nuevos factores en el entorno del ejercicio, siempre el fin es proteger y salvaguardar la moral y la integridad física en la sociedad, imponiendo con ello un conjunto de valores que consagran la ética profesional del individuo, consiguiendo que la aplicación de los derechos humanos estén por encima de la rigidez dela ley, porque siempre debemos recordar que todo derecho es una ley, pero no toda la ley consagra un derecho, y la diferencia entre legalidad y justicia.

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