Instantaneidad que mata al fotoperiodismo

A propósito del Día del Reportero gráfico.

El fotoperiodismo es un género comunicacional fundamentado en la fotografía, que se apoya también en el diseño gráfico y el vídeo.

La frase común “una imagen dice más que mil palabras” toma más sentido que nunca en el caso de esta disciplina creativa y periodística.

La fotografía –sostienen los expertos- ha de ser un vehículo de comunicación. Para ello, para que sea capaz de aportar cosas distintas, ha de huir de la imagen convencional a la que en muchas ocasiones suelen acudir los medios.

Si bien es cierto, en Venezuela la falta de recursos ha agudizado la ausencia de personal en la mayoría de los medios de comunicación, para algunos observadores, el nuevo fenómeno de la popularización del fotoperiodismo significa su muerte desde el punto de vista que este puede ser desarrollado ya no de manera exclusiva por profesionales de la información, sino por cualquiera que tenga un teléfono móvil.

Ante ello dice La Tecla, la asociación de periodistas cubanos: “El hecho de que la fotografía digital haya calado tan bien en el mundo periodístico actual, se debe precisamente a la característica principal de la misma: la instantaneidad. Producto de esta instantaneidad, en la actualidad, la mayoría de las personas son productoras de imágenes de los hechos, lo que definitivamente tiene que tenerse en cuenta, porque lo que antes se reservaba para una elite (los profesionales de la fotografía) ahora es accesible a todos”.

Un riesgo para los reporteros gráficos

Todo está al alcance de un click, sin límite de tiempo, sin necesidad de un espacio.

¿Qué implica esto para la comunicación y el fotoperiodismo?; ¿Qué cambia con la instantaneidad?; ¿Es positiva o negativa?

Esta manera de fotografías tiene sus límites, y si muchas obras adquieren celebridad es por la inmediatez de la noticia y porque no existen versiones mejor cualificadas. De esta manera, una gran parte del material que circula en los medios de comunicación ha perdido la cualidad requerida y ha dado lugar a una cierta laxitud (falta de fuerza) en la presentación de la imagen a la vista de algunos observadores.

En diversos casos, la fotografía “aficionada” no tiene en cuenta los elementos más básicos de la fotografía: la luz ambiental y el manejo del flash. Esto causa que muchas de las fotos tengan un encuentro caótico de sombras y, muy especialmente, carencia de encuadres y estilos apropiados que hacen fotos repetitivas y monótonas.
El reportero gráfico es consciente de aspectos como la relación de figura y fondo, y la importancia de la armonía entre ambos. Para el aficionado ocasional lo que importa es el objeto a fotografiar y no se cuida lo que se refleja en el contexto.

Abundan fotos ausentes de la figura humana, malos encuadres, malas poses de personajes entrevistados que ignoran el cuadro psicológico y, en muchas ocasiones, una gran pobreza de imaginación.

Reivindicación profesional

Según criterio del reconocido fotógrafo Miguel Berrocal, la fotografía no debe ser vista como  una comparsa, un simple complemento del texto de la noticia o un mero recurso estético.

“La fotografía –dice- puede llegar a pesar lo mismo que un editorial, en si es noticia, es una información absolutamente necesaria porque, por sus características propias cuenta aquello a lo que no pueden llegar las palabras escritas”.

Tal posición ha representado una reivindicación del informador gráfico como lo que en verdad es: un verdadero periodista.

En este sentido, Pedro Meyer, periodista mexicano destaca que "armados con una cámara digital de vídeo o de fotos, o un teléfono portátil con la tecnología de imagen fija o móvil, cualquiera está ahora en condiciones de producir y difundir por Internet los documentos que ha registrado o captado. Se ha desgastado el poder absoluto -incluso la arrogancia- de los profesionales".

HENNER993@GMAIL.COM