Familia Fragmentada: Migración y la Niñez

En los últimos años, en nuestro país es común escuchar una despedida de familiares, un hecho social que aunque suene trillado o cliché, nos deja un sin sabor de tristeza a muchos, pero sin lugar a dudas, los más afectados y exasperados de este flagelo social son los pequeños integrantes de la familia, para ello se hace oportuno reflexionar sobre qué debemos hacer los operadores jurídicos, ante estos escenarios para respetarle sus derechos y garantías, en cuanto a las relaciones familiares.

En tiempos de grandes movilidades, la situación familiar ha cambiado y el proceso familiar de maternidad-paternidad también ha sufrido vicisitudes y alternativas importantes, sobre esta idea, es curioso ver los distintos escenarios legales y sociológicos que se derivan, vista la fragmentación familiar, producto de la migración de uno o varios de sus miembros.

Vale aclarar, que este hecho social, no es novedoso, porque existe a nivel mundial teorías y experiencias sobre modelo de familias transnacionales, donde nos remite a un espacio imaginario en el que ocurren prácticas, acciones y una infinidad de elementos que vinculan las experiencias que permiten establecer la continuidad de lazos y formas de comunicación entre las personas que radican en ambos lados de la frontera.

Es interesante, empezar a representar una crianza desde la distancia, producto de un hecho social migratorio, lo atrayente es examinar, si más contacto implica menos sensación de distancia, o por el contrario, la centralidad en la proporción de espacios familiares, donde las identidades son construidas y afianzadas. Ante este fenómeno, se conocen diversas acepciones, de relaciones familiares a distancia, entre ellas encontramos: familias flexibles, madres a distancia, presencia paternal virtual, paternidad transnacional, maternidad transnacional, familias “on line”, niños satélites, entre otros, donde se hace referencia al mantenimiento del vinculo afectivo emocional de las relaciones familiares a distancia.

Pero el tema jurídico, no se queda solo en el mantenimiento afectivo de la familia transnacional, va mas allá del sostenimiento y regulación legal en la cadena de protección de los derechos y deberes de los infantes, en virtud que este tipo de familia transnacional, no es regulada de manera expresa en la ley especial de la niñez y la adolescencia en Venezuela. Por lo tanto, ha sido innegable la cantidad de situaciones legales que se han presentado en el foro jurídico, donde en cada caso existe una historia de fragmentación familiar, pero paralelamente genera una multiplicidad de escenarios jurídicos, para hallar soluciones y resguardar el conjunto de derechos y garantías para los niños, niñas y adolescentes.

Es sabido la cantidad de alternativas y modalidades que surgieron a través de la praxis para atenuar la rigurosidad de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, se trató de delinear y delimitar el tema de protección de la niñez y la adolescencia, para que los mismos sean conocidos por los órganos administrativos y judiciales integrantes del Sistema de Protección de niños, niñas y adolescentes, según la normativa vigente, pero traspasando fronteras, lo cual hizo retomar conceptos de Ejercicio unilateral de la patria potestad, autorizaciones de cambio de residencia, autorizaciones de viaje, poderes, régimen de alimentos y convivencia internacional, reintegración familiar, colocación familiar, entre otras.

Se hizo obligante, retomar los postulados del Derecho Internacional Familiar para que conceptos como Repatriación, Restitución Internacional de Custodia, Doble Nacionalidad, Adopción Internacional, Divorcios y matrimonios desde el extranjero, Derechos Humanos entre otros, no fueran vulnerados a diario a nuestros niños, niñas y adolescentes.

Así las cosas, aprendimos a construir un futuro jurídico, a pesar de la fragmentación, para el sostenimiento de la familia, el llamado siempre fue seguir apostando a la familia como el núcleo básico, único, y elemental para el verdadero desarrollo y logro de la felicidad de nuestros niños, niñas y adolescentes.

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