LA LECTURA FRENTE AL DERRUMBE DE LOS PARADIGMAS: UN FARO EN LA TORMENTA

Transcurre el tiempo, van y vienen los años escolares, siguen las eternas diatribas sobre la apatía de los alumnos para leer, en un entendido que esa es una actividad inherente al estudiante sin que sea acompañado en ese complejo y desmeritado proceso por una real mentoría a estimular los procesos creativos y de comprensión del mundo más allá del simple silabeo o una limitada comprensión literal de lo leído. Más aún, en un mundo cada vez más digitalizado, donde la inmediatez y la brevedad parecen reinar, la lectura mantiene un rol fundamental en la sociedad. Leer no es solo una actividad placentera o académica, sino una herramienta poderosa para el desarrollo personal y colectivo. De allí la orientación hacia una lectura como parte consustancial del conocer en todos los sentidos y dimensiones de la acción humana.

Vivimos en una era de cambios vertiginosos y constantes, donde los paradigmas tradicionales se derrumban a una velocidad sin precedentes. En medio de esta transformación, la lectura se erige como una herramienta esencial para navegar por la incertidumbre, reinterpretar el conocimiento y construir nuevas formas de entender el mundo. En todo caso, la lectura es un enriquecedor diálogo que une tiempos y espacios, borra las fronteras para abrir horizontes y ensanchar el acto de leer más allá del libro tradicional o digital, al incorporar un complejo entramado simbólico representado por diversos discursos, entre ellos: el iconográfico, musical, literario, cinematográfico.
Sobre la idea de la lectura a modo de diálogo, es importante recordar las palabras del filósofo francés René Descartes cuando afirma: “la lectura es una conversación con los hombres más ilustres de los siglos pasados”; en todo caso, la oportunidad de reconstruir escenarios de la significación para tener la oportunidad de comprender el mundo y comprenderse a partir de la dimensión individual. De esta forma, la lectura deja de ser una simple práctica escolarizada para convertirse en un ejercicio cotidiano a enriquecerse mediante la experiencia y la circulación comunicativa de los referentes a ganar vigencia y reactualizarse constantemente.

En tal sentido, la lectura se convierte en la más eficaz herramienta para enfrentar la vertiginosidad de los cambios operados por el derrumbe de los modelos o patrones aceptados que guían nuestro entendimiento y comportamiento en diversos aspectos de la vida. Sin embargo, con la acelerada evolución tecnológica, los cambios socioculturales y las crisis globales, muchos de estos paradigmas están siendo cuestionados y reemplazados, mientras en los espacios escolarizados, la lectura sigue siendo una tortuosa forma de ‘aprender’, el tortuoso ejercicio que castra y apela a orientaciones completamente obsoletas que generalmente demonizan la tecnología a manera de herramienta esencial en los nuevos retos del proceso lector.

En los actuales momentos, un dispositivo electrónico constituye una poderosa herramienta para leer el mundo desde diferentes ángulos, pero lamentablemente, las visiones obsoletas siguen apegadas al libro en su formato tradicional bajo una ceguera didáctica que los lleva a demonizar la tecnología. Indudablemente, los medios de interacción lectora ofrecen otras alternativas, pero la finalidad sigue siendo la misma, de este modo, quien es imprescindible es la implementación de estrategias para desarrollar habilidades y destrezas lectoras enfocadas en la diversidad de los discursos y sus variadas alternativas de significación, desde un cotidiano emoticón hasta una compleja postulación filosófica.

Desde esta perspectiva argumental, leer es mucho más que un simple pasatiempo. Es una actividad multifacética que enriquece la acción humana de innumerables maneras. proporciona conocimiento, entretiene, ayuda a desarrollar habilidades críticas y emocionales, conecta con el mundo y con nosotros mismos. En una era donde la información está al alcance de un clic, la lectura sigue siendo una práctica invaluable para el desarrollo integral del ser humano. Por ello, la pregunta no es solo por qué leer, sino cómo podemos integrar la lectura de manera más profunda y significativa en nuestras vidas diarias.

Pero aun cuando las condiciones están dadas para la implementación de planes lectores novedosos, creativos, sigue pesando en esta práctica, la presencia de docentes ágrafos, el simple dador de clase circunscrito a la administración del contenido programático sin ir más allá de la sugerencia curricular que, en el caso de la lectura, representa una barrera considerable en la práctica lectora como mecanismo para comprender el mundo. Al respecto, esta práctica es limitada a las áreas humanísticas, porque el ejercicio científico nada o poco tiene que ver con la lectura, en una ceguera didáctica castrante, discriminatoria y propia de la agraficidad cultural.

De allí que, la lectura creativa sea uno de los medios o herramienta esencial para fomentar la imaginación, la comprensión profunda y el pensamiento crítico entre los estudiantes. Sin embargo, este esfuerzo se enfrenta a un obstáculo significativo: los docentes ágrafos. Un docente ágrafo, quien tiene dificultades para interpretar de manera efectiva o que carece de motivación y habilidad para la comprensión más allá de la inmediatez institucional, representa una barrera considerable en la promoción de la lectura creativa en el aula y su consiguiente extensión a los ámbitos de la educación extramural. En tal caso, la lectura creativa prepara para la vida y no un simple entrenamiento para aprobar determinada evaluación a considerarse una alcabala a superar sin importar los medios a utilizar, como por ejemplo, el institucionalizado corta y pega.

Al respecto, la lectura creativa está soportada por un enfoque de comprensión que va más allá de la mera decodificación de palabras. Implica interactuar con el texto de manera crítica y emocional, brinda la oportunidad de explorar significados implícitos, conecta con experiencias personales y genera nuevas propuestas argumentativas a partir del contenido leído. E indudablemente, es válida la oportunidad para recalcar que ese texto no es necesariamente un libro en el formato tradicional, sino cualquier discurso que comporte la construcción de nociones de realidad, las cuales van a articularse para conformar el universo significante, precisamente, el establecimiento de ese diálogo infinito a establecer puentes e interacciones entre tiempos y espacios.

En este sentido, la lectura creativa es una herramienta poderosa para el desarrollo integral de los estudiantes, pero su implementación efectiva depende en gran medida de las habilidades y actitudes de los docentes. Superar las barreras que presentan los docentes ágrafos es un desafío esencial para cualquier sistema educativo que aspire a formar individuos críticos, imaginativos y empáticos. Con el apoyo adecuado y estrategias de desarrollo profesional, es posible transformar estas barreras en oportunidades para el crecimiento y la mejora continua, beneficiando a docentes y estudiantes por igual.

En tiempos de incertidumbre y cambios vertiginosos, la lectura emerge como un faro en la tormenta, ilumina el camino y proporciona una base sólida para navegar por la complejidad del mundo moderno. Transforma el acto lector en guía crucial en momentos de crisis y transformación, al ofrecer no solo conocimiento y comprensión, sino también escenarios para el reconocimiento dentro de espacios fraternos que alientan la equidad como una forma de convivencia en medio de la convulsión de las sociedades consumistas. La lectura, como un faro en la tormenta, proporciona claridad, consuelo y dirección en tiempos de crisis y cambio. Más allá de ser una simple actividad, la lectura es una herramienta poderosa para el desarrollo personal, el fortalecimiento de la resiliencia y la construcción de un mundo más empático y conectado. Al fomentar el hábito de la lectura y valorar su importancia, podemos equiparnos mejor para enfrentar las adversidades y navegar con éxito por las complejidades del mundo moderno.
El Paraíso, julio, 202

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