Murió el estadounidense Benjamin Ferencz, último fiscal vivo de los juicios de Nuremberg

El último fiscal que quedaba con vida de los juicios de Núremberg, llevados a cabo después de la II Guerra Mundial, falleció el viernes a los 103 años.

Ben Ferencz tenía solo 27 años cuando aseguró las condenas de 22 oficiales nazi por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, más tarde abogó por el establecimiento de un tribunal internacional para enjuiciar crímenes de guerra, un objetivó que logró en 2002.

La información la difundió su hijo, Donald Ferencz, quien explicó que su padre falleció “tranquilamente en su sueño” el viernes por la noche, en una residencia medicalizada de Florida y por causas naturales. “Si él hubiese podido dar una última declaración, estoy seguro de que habría dicho: ‘La ley, no la guerra’”, agregó.

También confirmaron la muerte del fiscal el profesor de Derecho de la Universidad St. John, Jhon Barret, que dirige un blog sobre los juicios de Nuremberg, quien precisó que el deceso se dio en la zona de Boyton Beach; y desde el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos en Washington. “Hoy el mundo perdió a un líder en la búsqueda de justicia para las víctimas de genocidio y crímenes relacionados”, tuitearon desde la institución sobre este hombre que fue uno de los primeros testigos externos en documentar las atrocidades de los campos de concentración nazis.

Quién fue Ben Ferencz

Ferencz nació en Transilvania -parte de Rumania- en 1920, pero su familia emigró a EE.UU. cuando él era pequeño para escapar del antisemitismo, y más tarde se estableció en Nueva York.

Después de graduarse de la Escuela de Derecho en Harvard en 1943, se enroló en el ejército estadounidense y participó en la invasión aliada de Normandía en la batalla de las Ardenas.
Ascendió al rango de sargento y finalmente se sumó al grupo dedicado a investigar y recopilar evidencia de los crímenes de guerra nazis.

Después de la guerra, regresó a Nueva York a ejercer como abogado, pero poco después fue reclutado para llevar a los tribunales a los nazis en los juicios de Nuremberg, a pesar que que no tenía experiencia previa en jucios.

Fue designado fiscal en jefe en los juicios de los integrantes del Einsatzgruppen, los escuadrones de la muerte móviles de las SS que operaban dentro de la Europa del Este ocupada por los nazis, y que se estima asesinaron a más de un millón de personas.

De los 22 hombres procesados en el juicio, todos fueron condenados. 13 de ellos fueron condenados a pena de muerte y cuatro finalmente fueron ejecutados.
Cuando concluyeron los juicios, Ferencz -que hablaba con fluidez seis idiomas, incluido el alemán - permaneció en Alemania Occidental y ayudó a grupos judíos a obtener acuerdos de reparación del nuevo gobierno.

En sus últimos años, se convirtió en profesor de derecho internacional e hizo campaña para que se estableciera un tribunal internacional que pudiese enjuiciar a los líderes de los gobiernos que habían cometido crímenes de guerra, y escribió varios libros sobre el tema.

En 2002, se estableció la Corte Penal Internacional de La Haya,en Países Bajos, aunque su efectividad se ha visto limitada por la negativa de varios países importantes, incluido EE.UU., de formar parte.

Ferencz deja un hijo y tres hijas. Su esposa -su novia de la juventud Gertrude Fried- falleció en 2019.

Generalmente discreto en los medios, en una entrevistada dada en mayo a la Cadena CBS Ferencz consideró que el presidente ruso, Vladimir Putin, era “un criminal de guerra” y que Rusia debería ser juzgada por la Justicia internacional por su “agresión” contra Ucrania.